Cuando experimento cierta resistencia a la temida "hoja en blanco", es cuando siento que hay más cosas dentro de mí por expresar, decir, manifestar...COMPARTIR. Es el susto del salto al vacío donde todo está por ser creado. Un intercambio entre las ideas y el teclado, un diálogo silencioso entre las yemas de mis dedos y esta pantalla que ilumina la noche. Al sobrepasar la barrera, las ideas adquieren forma. Rítmica/cadenciosamente, un par de manos van resbalándose (casi de manera autómata) por el inerte espacio...
Ya no hay lugar en blanco. La soledad se esfumó. Suena el timbre. Tal vez sea septiembre. El mejor traje de gala quedó colgado en el armario. Algún día perdí, entre mis recuerdos, el guión de "la película de mi vida". Sólo existe un "NOW, THIS IS THE MOMENT, YOU CAN TRY AGAIN, YOU MUST BELIEVE..." ... y vuelta a empezar. Sin pensarlo, llegó abril. Lanzo una mirada por el retrovisor y pongo una nueva canción. Dejo las gafas de sol para nadar entre algodones. Abro la ventana con una mano, mientras cierro el cajón con la opuesta. Olvidé llamarte. Quizás también el olor de tu sonrisa. (sólo quizás...)
Una galleta salada bañada en un helado de chocolate. El olor a divertidas palomitas de maíz escondido tras la butaca que llevo colgada en el llavero. Un pañuelo de tela recién planchadito..Las tostadas del amanecer. Los árboles van dejando caer sus hojas.. yo aquí, unas letras caóticas. Brindo por ese erizo que sabe que jamás me servirá de almohada. y, para dar la bienvenida a la noche...meto en este sobre un tenedor lleno de salsa de mostaza con miel. Los cerezos ya están en flor...
y mi corazón...sembrando amor! recordando esa mirada que en algún momento me hizo saber "ESTÁS VIVA".
